Hoy durante la mañana tuve la responsabilidad de regar las plantas por primera vez sola. Me dio un poco de miedo, porque «no soy buena cuidando a las plantas», pero me propuse hacerlo con tiempo, dedicación, cuidado y amor.
Siempre pensé «soy mala cuidando plantas». Y no, no es que sea mala, lo que pasa es que nunca aprendí ni me enseñaron a cuidarlas, nunca conviví intimamente con ellas, no se qué necesitan ni tampoco se bien como dárselo. Y recién ahora, en este íntimo oasis que llamo hogar, convivo con ellas, me alimentan y doy pequeños pasos de cuidado amoroso como quitarles chupones o hiervas de alrededor. Recién ahora alguien me comparte sobre como cuidarlas y convivir con ellas desde un lugar orgánico y de disfrute.
Me miro a mi misma y pienso en todas esas veces que decreté ser o no ser algo, en todas esas carencias que dejamos que nos definan, en vez de entender que tenemos la libertad y el derecho de subsanarlas.
Yo hoy aprendí que solamente necesito seguir aprendiendo más sobre ellas, y así poder cuidarlas cada vez mejor. Igual que pasó conmigo misma; primero conocerme para luego entender, cuidar y acompañarme.
Hoy justo pensaba también en qué importante, a la distancia, ser capaces de ver el recorrido y darnos una auto-palmadita en la espalada.
Esta edición de hoy es en honor al auto-reconocimiento. Lo que sea que hayas hecho para alimentar tu alma, cuidar tu plantita simbólica, nutrir tu vida, agradecételo y disfrutá el reconocimiento merecido.
Soy Lucía Cruda, fotógrafa y arteterapeuta, y te invito a explorar la fotografía como una herramienta de auto-conocimiento y expresión personal.
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Lo leo ahora... Me ha resonado y encantado 💜